viernes, 8 de agosto de 2008

Es mi Cuerpo!!


Cuantos a lo largo de nuestra vida hemos escuchado la frase que dice: “¡Es Mi Cuerpo!”; esto como una forma clara y arrogante de reclamar lo que pensamos es “nuestro”; pero ¿Dónde y en qué circunstancias la hemos escuchado decir?, muy simple…

“Es Mi cuerpo”. Son las palabras con que un hombre homosexual defendía su decisión de cambiar de sexo.

“Es Mi Cuerpo”. Fue el razonamiento de una joven adicta a la masturbación.

“Es Mi Cuerpo”. Frase que una adolescente cristiana dice a sus padres, días antes de hacerse una cirugía para aumentarse los senos.

“Es Mi Cuerpo”. Con esas palabras pretendió Maradona calificar de injusta a la FIFA al sancionarle por haber usado sustancias prohibidas.

“Es Mi Cuerpo”. Fueron también las palabras de otra chica que decidió declararse lesbiana y ante el regaño de su madre, ésta respondió: “esta es mi vida y este es mi cuerpo”.

“Es Mi Cuerpo”. Eran las palabras de un adolescente a quien sus padres regañaban por llegar a la casa con enormes tatuajes, piercings y perforaciones para estar a la moda.

Esta frase surge como una rebelde protesta para reclamar cierta independencia a decisiones que en ocasiones son cuestionadas ya sea por nuestros padres, consejeros, amigos, etc. Ahora mas allá de ésta actitud debemos preguntarnos ¿Tiene potestad el hombre de presentar este argumento frente a Dios, la iglesia, el estado o la familia? ¿Tenemos realmente el derecho de modificar o deshonrar el Templo del Espíritu Santo?.


Cirugías Estéticas… ¡Vanidad de la Vida!

Según la Secretaria de Salud Federal del país, México después de Brasil ocupa el segundo lugar de los países en los que se realizan un mayor numero de intervenciones de cirugía estética en Latinoamérica y no dudamos en pensar que entre muchas de estas personas podríamos encontrar a unos cuantos cristianos inconformes con su cuerpo, entrando a una sala de operaciones “rogando” a Dios salir mejor de cómo entraron.

Entonces, ¿Está bien que el presidente del departamento juvenil se realice una cirugía para agrandarse la zona pectoral, los bíceps, glúteos u otros? ¿Será que alguien pensará que esto es un mal ejemplo y consideren que debe dejar su cargo y hasta la propia iglesia?

Y es que a veces como jóvenes no reflexionamos lo suficiente y nos dejamos llevar por nuestros propios intereses, siendo éstos sólo parte de la vanidad que el mundo nos ofrece, ya que después de todo sería común escucharnos decir que es nuestro cuerpo y somos nosotros quienes decidimos hacerle alguna modificación si así nos parece, olvidándonos que Dios es el creador del cuerpo y de la vida, de modo que solo a él corresponde disponer de la vida que formó y esto lo podemos encontrar en:

Gen. 2:7. Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente.

La Biblia también nos enseña que el cuerpo no es nuestro sino del Espíritu Santo: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?; por tanto hay que glorificar a Dios con nuestro cuerpo.

Pero a cuantos jóvenes no, nos ha llegado la idea de realizarnos alguna operación ya sea para aumentar, disminuir o simplemente modificar alguna parte de nuestro cuerpo; esto a pesar de que en Ec. 3:14 se nos exhorta diciendo:

He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ellos se disminuirá, y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.

Y es que por más que se nos diga que somos parte de la majestuosa creación de Dios, nos sentimos insatisfechos y llegamos a cuestionar la perfección de nuestro Dios pensando si tal vez se equivoco y nos puso “la nariz de otra persona”.

Cabe mencionar que en los tiempos primitivos había una polémica relacionada con las practicas religiosas que incorporaban alteraciones al cuerpo como elemento físico tal fue el caso de la circuncisión; pero en la Biblia no encontramos en donde el pueblo de Dios pudiera opinar, proponer o decir un no, respecto a lo que la gente debía o no hacer con su cuerpo, sino que la discusión estaba en torno a lo que fuera correcto o incorrecto que fuera lo dicho sobre los que otros hicieran con su cuerpo.

Es entonces cuando tenemos la certeza de que a ninguna persona se le ocurrió decir: “Pablo, ¡Es Mi Cuerpo!, cuando éste los exhortaba diciendo: Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores de cuerpos…

En fin, para muchos un simple “retoque” no significa un “gran pecado”; pero acaso ¿Esto no es vanidad?, por lo cual es tiempo de ponernos a pensar si las practicas de este mundo moderno no son un perjuicio para la vida, la salud y nuestra propia espiritualidad así también si la arquitectura que le estamos dando al templo del Espíritu Santo es para honra o deshonra, recordando lo que dice Rom. 12:1…

Así que hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo agradable a Dios, que es vuestro culto racional.


Un Templo Marcado y Perforado (Piercings y Tatuajes)

Las perforaciones y tatuajes en el cuerpo son muy antiguas y están presentes en muchas tribus muy especialmente en los ámbitos religiosos de las mismas, ya sea en ritos de iniciación o con diferentes propósitos, incluso por razones de belleza, muchas tribus y pueblos practicaban este tipo de rituales.

Ahora en nuestra época moderna han tenido gran aceptación entre la mayoría de la juventud un estudio científico hecho a 454 estudiantes universitarios dio a conocer que más de la mitad dijeron haberse hecho alguna perforación en el cuerpo y alrededor una cuarta parte dijo que tenía un tatuaje; pero con distintos fines; unos por moda otros por rebeldía o simplemente vanidad. Por lo tanto seria interesante preguntarnos ¿Qué papel toma el pueblo de Dios; ya sea el antiguo o el moderno con respecto a estas prácticas?
Levítico 19:28 dice: Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis es vosotros señal alguna; éste texto nos hace referencia a que el pueblo de Israel no debía usar señal alguna por que era característica de los pueblos paganos.

Para algunos jóvenes éste versículo solo hace referencia al pueblo “antiguo” ya que estos vivían de acuerdo a la ley. La verdad es que este texto bíblico no se refiere en sí a la práctica estética moderna de usar tatuaje; sino mas bien nos habla acerca de su uso religioso o relacionado con lo oculto.

Pero Dios por medio de su palabra aún en este mundo moderno sigue exhortándonos a no mezclarnos con las corrientes paganas y así alejar nuestro cuerpo de toda contaminación. Aunque esto parece no importar al gran numero de jóvenes que hoy en día deciden realizarse alguna perforación o tatuarse alguna parte de su cuerpo y desafortunadamente uno que otro adolescente “cristiano” a quien no le parece un acto pecaminoso el lucir este tipo de adorno.

Justificándose con aquel texto que dice: Sí, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios; pero, acaso de ésta forma ¿Estaremos glorificando a Dios? No lo creo.

Y aunque la adolescencia es un tiempo de crecimiento y de grandes cambios, que se transita con dolor, para aliviar la intensidad de ésta transformación los jóvenes buscan compartir sus sueños, sus sensaciones de vacío, sus fantasías, etc. Tomando la opción de usar tatuajes o piercings como forma de expresión para ser “diferentes” a otros o simplemente para formar parte de algún grupo en específico y de esta forma deshonrar el templo del Espíritu Santo.

La Biblia nos enseña que todo se nos es lícito, mas no todo conviene; es por eso que no debemos dar lugar ni nos debería importar cuán popular se vuelve la gente por usar un piercing y tatuaje como señal en esta época. No olvidemos que vivimos en un mundo post-moderno en donde cada día se pierden más los valores, los ideales y se rebasan ciertos límites. Por lo tanto si somos de Cristo, él es nuestra mejor señal; nuestra señal de muerte a vida y no necesitamos otra cosa para vernos iguales a los demás siguiendo las corrientes de este mundo para ser aceptados en el.

Ya que si hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador de nuestra vida Él nos enseñará y guiará en todas las cosas que vayamos a realizar y claro no demos olvidar lo que se nos dice en Rom. 12:2…

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Hoy en día es necesario que durante nuestra estancia en este mundo enfrentemos limitaciones propias de nuestra condición humana y del entorno en el cual vivimos; pero hemos de recordar que todo esto es de carácter temporal; no es algo que nos va a durar toda la vida aunque así lo sintamos.

· Dios sabe cuándo romperá las cadenas que te mantienen atado a condiciones que no deseas.


· Dios sabe cuándo arrancará de raíz todos aquellos estorbos que te impiden realizarte de acuerdo a sus propósitos.

Tú sólo espera…

Pero mientras tanto, has lo que te corresponde con diligencia durante el tiempo que permanezcas en el lugar en donde estás ahora o donde puedas ir más adelante, para ser un vaso de honra para Nuestro Dios, y así nuestro cuerpo sea Templo del Espíritu Santo.
Solo debemos pedirle al señor serenidad, para aceptar las cosas que no podemos cambiar; tener el valor, la valentía, el empuje y entusiasmo para poder cambiar las que debemos cambiar, pidiéndole a Dios que nos de la sabiduría y la posibilidad de saber lo debo afrontar y lo debo resistir.

Y la gracia de discernimiento, sostenida en la serenidad, que es la que nos permite, en esta vida estar contentos y agradecidos con los que Dios nos da. Por lo tanto no debemos dejar llevarnos por corrientes o practicas paganas Y así mismo el Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irresistible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.


Autor: Esther Morales C.

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